Retablo en madera - Hana

Bajo las flores rosadas del cerezo, el pequeño pabellón junto al lago parecía flotar entre el silencio y las luces de la ciudad. Allí, Hana buscaba paz cada atardecer.

Esa noche, mientras el cielo se teñía de violeta, vio aparecer en el agua una figura hecha de luz y pétalos. No habló, pero alzó una mano, y el viento levantó una lluvia brillante de flores que parecían mostrarle recuerdos y deseos olvidados.

En un parpadeo, la figura desapareció. Solo quedó el lago tranquilo y el murmullo del cerezo. Hana respiró hondo: había entendido. A veces, la magia no cambia el mundo… solo te recuerda cómo mirarlo.