Retablo en madera - Icarus

Ícaro era hijo de Dédalo, un famoso inventor y artesano ateniense. Ambos fueron encarcelados en la isla de Creta por el rey Minos, quien temía que Dédalo revelara los secretos del Laberinto que él mismo había construido para encerrar al Minotauro.

Para escapar, Dédalo ideó una solución audaz:
—Construyó dos pares de alas usando plumas unidas con hilo y selladas con cera de abeja.

Antes de volar, le dio a Ícaro dos advertencias clave:

1. No vueles demasiado alto, porque el sol derretirá la cera.

2. No vueles demasiado bajo, porque la humedad del mar pesará las alas

Al principio, Ícaro lo obedeció.
Pero, maravillado por la sensación de volar, se dejó llevar por la emoción y subió cada vez más alto.

El calor del sol derritió la cera, las plumas se soltaron y Ícaro cayó al mar, donde murió.

El lugar donde cayó se llamó después el mar Icario en su honor.