Retablo en madera - Loto

diálogo entre lo humano y lo trascendental, donde una mano luminosa sostiene una flor de loto, símbolo ancestral de pureza y despertar espiritual. La textura brillante y casi etérea del trazo sugiere un cuerpo que trasciende lo físico, como si estuviera formado de energía en constante vibración.

Sobre la escena, una figura humana cae —o asciende— dentro de una vasta geometría cósmica, un entramado que evoca la curvatura del espacio y la infinitud del universo. La posición del cuerpo, suspendido en un punto indeterminado, refuerza la sensación de viaje interior, de pérdida y hallazgo simultáneos.

La composición completa invita al espectador a contemplar la relación entre fragilidad y renacimiento, entre la caída inevitable y la promesa de un sostén luminoso. Es una imagen que propone silencio, introspección y una apertura hacia lo desconocido.